
DOMINGO IV PASCUA. Jn. 10, 27-30.
Hoy celebramos el Domingo de Jesús, el Buen Pastor. Cada Eucaristía en la cual participamos es una imagen de nuestras almas, que como ovejas fieles, se congregan para escuchar la voz de nuestro pastor del cielo, que nos encamina hacia sus moradas de eterna felicidad.
El hombre y su necesidad de amar. ¿Qué es lo que mueve al Pastor a ser solícito y atento con las ovejas? El amor a ellas; Dios no tiene ninguna necesidad del hombre; es el hombre quien necesita del Señor, porque sin Él, su vida no tiene más destino que la destrucción. Una persona sin formación espiritual sólida, sin la vivencia de los principios religiosos y la vida sacramental, fácilmente se convierte en presa de los peligros del mundo, “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”, (1 Tim, 2, 4).
¿Qué es lo que mueve a un padre a dedicarse a la atención de sus hijos, formación, educación, sustento? El amor; un padre y una madre son capaces de los mayores sacrificios por sus descendientes y solamente desean para ellos la felicidad y el bien.
¿Qué es lo quenos mueve a manifestar interés y preocupación por nuestros seres queridos? El amor; una persona quien queremos le concedemos un lugar especial en nuestro corazón y nos agrada su compañía, nos prestamos a ayudar si es necesario, le buscamos si no hemos tenido noticias suyas.
Ese amor incondicional que el Buen Pastor obsequia a sus ovejas, podemos apreciar, es una huella que llevamos todos los seres humanos. Todos queremos a los que nos quieren y esperamos ser correspondidos cuando expresamos nuestro afecto. El hombre es un individuo con necesidades afectivas, dar y recibir amor, y cuando no lo hace destruye su vida y enferma el alma.
Escuchar es una expresión de amor.Hoy el Buen Pastor nos habla de sus ovejas, éstas tienen por característica el saber escuchar; escuchamos a aquellos en quienes confiamos, a quienes saben más que nosotros, a quienes nos pueden ayudar; escuchar es una expresión de amor y humildad. Las ovejas del Buen Pastor llevan la semilla del amor y esta garantiza su buena salud. Amar es escuchar, nos enseña Jesús hoy.
Aman los hijos que escuchan los consejos de sus padres y les corresponden con obediencia; aman las parejas que buscan fortalecer su relación, dialogando, no gritando sus inconformidades ni imponiendo su voluntad; aman los que buscan la paz, callando para escuchar y luego actuar.
Una persona que ama, no pasa desapercibida ante los demás, va a destacar, entre los mediocres, los soberbios, los tristes, porque el amor es inconfundible, y quien pone amor en sus labores, imprime en ellas una perfección que se agradece y despierta admiración.
Cuando en una persona, cuando en un hijo de Dios falta el amor, se coloca en una pendiente donde rodará cuesta abajo.
“Mis ovejas escuchan mi voz…, (Jn. 10, 27). No solamente escuchamos con los oídos, también podemos hacerlo con el corazón; aquí es donde comprendemos el sentido de las palabras que los oídos captan, y debemos mantener despierto el corazón para saber escuchar primeramente, advertencias, que nos hace el Buen Pastor, peligros para el alma de los que debemos alejarnos; Dios nos habla por medio de los acontecimientos y solo busca nuestro bien; si se avecina una tormenta, el Pastor busca un resguardo para el rebaño, la oveja que escucha y es noble, obedece, la que es intrépida y sorda verá sus consecuencias.
Debemos aprender a escuchar los consejos, que nos ofrece nuestra familia; los padres solamente quieren ver a sus hijos felices, y buscan orientarlos, pero aquéllos no siempre aceptan el apoyo de sus mayores, porque creen conocer más. La oveja no tiene más conocimiento y experiencia que el pastor.
Debemos aprender a escuchar las promesas, y de quien provienen; en el desierto Jesús recibió ofertas del demonio, las mismas que nos pueden perder a todos; recibir una promesa de parte del Buen Pastor, despierta nuestra esperanza, y nos debe mover a seguirle.
Debemos aprende a escuchar a quienes nos aman, porque no hacerlo sería ingratitud; la persona que nos ama jamás nos hará daño, por eso debemos confiar en ellos; no debemos dudar de la buena intención de quienes siempre han estado a nuestro lado, acompañándonos, tolerándonos, comprendiéndonos.
Debemos aprender a escuchar y debemos hacerlo con humildad, guardando silencio, sin argumentar que conocemos más, que vivimos en una época distinta; en todas las épocas el bien y el amor es el mismo, solo que hoy las cosas malas se proponen como buenas. Humildes para conocer y aprender, y ponernos a salvo de riesgos. Se escucha con serenidad, sin alterarnos ni llenarnos de enojo cuando lo que escuchamos es una corrección; serenos para que no se desboque la soberbia si recibimos un cumplido, porque a fin de cuentas, los méritos son para el bien de Dios.
Las ovejas enfermas. Hay en el rebaño de Dios algunas ovejas enfermas, por falta de amor, por negarse a ofrecer sus dones a los demás; que en lugar de amor, solo guardan enojos, celos, rencores, tristezas, y esas personas que no aman, podemos ver, cada día empeoran su situación y su carácter; porque no saben escuchar, porque no saben atender los llamados de los demás. Ovejas enfermas por una causa: no han sabido escuchar, al que es el camino, la verdad y la vida.
El Buen Pastor, si lo escuchamos como muestra de amor, nos tendrá toda consideración. Si Dios te ha dado la capacidad de amar, aunque consideres que no vale nada lo que ofreces, estarás haciendo brillar el distintivo de las ovejas del Buen Pastor.
El Buen Pastor también sabe escuchar. El amor del Buen Pastor por sus ovejas tiene también esta cualidad. Dios nos escucha cuando como ovejas, expresamos nuestros dolores, miedos, malestares, nuestros deseos genuinos, o pretensiones ridículas; nos escucha porque nos ama; en esos momentos Dios pone atención como el pastor que observa a la oveja inquieta que trata de comunicar algo.
La oración, más que un desahogo del alma, es un acto de de humildad, en el que Dios recibe amorosamente los pensamientos y plegarias deese hijo suyo que se ha puesto de rodillas para implorarle; cuandor ezamos en solitario, cuando celebramos la eucaristía, cuando asumimos un sacrificio con paciencia, estamos atrayendo la atención del Señor, que pone todo su cuidado a lo que expresamos en estos momentos sagrados.
La oveja buena, de la que se enorgullece el Buen Pastor, nos afirma hoy, recibirá el premio eterno; la oveja buena que ama escuchando a su pastor, claro que enfrentará cansancio y sacrificios, pero ante la promesa anunciada a todo el rebaño es poco nuestro esfuerzo. Demos inicio a una vida de amor a Dios y los nuestros sabiendo escuchar, la voz que nos guía hacia el bien.
Pbro. Alberto Meléndrez Nafarrate
Párroco San Miguel Arcángel
Ures, Sonora